Para poder bajar más de diez kilos en cuestión de unas pocas semanas, la artista inglesa renunció por completo al consumo de azúcar y alcohol, además de adoptar una dieta muy saludable, dominada por frutas y verduras.
Sin embargo, el estrés y la preocupación por en encierro durante la pandemia le hizo abandonar temporalmente estos buenos hábitos, por lo que retomó sus hábitos de beber alcohol de forma compulsiva para desconectarse de los problemas.
En su concierto del último fin de semana, Adele recordó que, en una ocasión, no dudó en beberse cuatro botellas de vino antes de una comida, una decisión que ahora atribuye a la mezcla de aburrimiento y nerviosismo que la invadían al no poder salir de su habitación en plena ola de contagios.
«Me acuerdo de cuando vine aquí en medio de la pandemia, del confinamiento. Creo que eran las once de la mañana y me había bebido cuatro botellas de vino. Es que estábamos todos en casa, y yo estaba borracha todo el tiempo», bromeó.
Un año más tarde, la estrella de la música volvió a dejar esos hábitos y decidió alejarse del alcohol para poder lidiar con algunos de los golpes emocionales más fuertes en su vida, como la la muerte de su papá, Mark Evans, a causa de cáncer intestinal y a la edad de 57 años.