El último balance de víctimas mortales del terremoto que golpeó el centro de Japón el pasado día 1 asciende a 206, según informaron hoy las autoridades niponas, que continúan buscando a 52 personas desaparecidas entre condiciones meteorológicas adversas.
La cifra más reciente ofrecida por las autoridades niponas incluye a personas que fallecieron en accidentes causados directamente por el terremoto de magnitud 7,6 del día de Año Nuevo, y también a personas cuya salud se deterioró a raíz de la evacuación o de otras consecuencias del seísmo.
El número de personas desaparecidas desde el terremoto ha descendido a 52, tras haber oscilado entre el centenar y más de 300 durante el pasado fin de semana.
Estas variaciones tan grandes se deben a que las autoridades locales de Ishikawa publican de forma diaria los nombres de personas a las que no se ha podido localizar, aunque se desconoce si todas ellas se vieron afectadas por el terremoto.
Otras 26.000 personas continúan en centros de evacuación temporales, mientras las autoridades de Ishikawa tratan de acelerar los planes para alojar a ancianos, mujeres embarazadas y otras personas con necesidades especiales en hoteles, albergues y otros alojamientos de la prefectura y de otras colindantes.
Muchos de los centros de evacuación, operados por voluntarios, están acusando la falta de mano de obra, en una prefectura en la que también hay carencia de médicos, enfermeros y otro personal para centros sanitarios, según dijo hoy en rueda de prensa el gobernador de Ishikawa, Hiroshi Hase.
«Hemos recibido ayuda de todo el país, pero aún no es suficiente», afirmó el gobernador, quien también destacó la urgencia de trasladar a centros de evacuación a los ciudadanos que se encuentran en situación precaria tras el desastre natural.
Unas 3.100 personas continúan aisladas en localidades que han quedado sin acceso por los cortes en carreteras y otras vías de transporte, mientras que unos 15.000 hogares sufren cortes de luz y otros 59.000 no cuentan con agua corriente desde el pasado día 1.
Las tareas de búsqueda y rescate de víctimas y de transporte de suministros esenciales a la zona se están viendo obstaculizadas por los desperfectos en las infraestructuras y por las nevadas y lluvias que se han producido en las zonas más afectadas desde el pasado fin de semana.
A esto se suman las constantes réplicas del seísmo, entre ellas una que tuvo lugar en la víspera de magnitud 6, y que incrementan el riesgo de nuevos desplazamientos de tierra, desprendimientos de roca o derrumbamientos de edificios dañados por el terremoto de comienzos de año.
El seísmo del día 1 podría superar en devastación al que se produjo en 2016 en la prefectura de Kumamoto (que dejó 273 muertos, según las cifras oficiales), y es el primero de nivel 7 en registrarse en el país desde 2018, cuando un seísmo alcanzó el nivel 7 en la isla de Hokkaido.
EFE.