Tras un partido de locura en el que anotó dos goles, Lionel Messi lideró este domingo al Inter Miami a un triunfo 5-3 en los penaltis (4-4 en tiempo reglamentario) contra el FC Dallas en los octavos de final de la Leagues Cup.
El capitán albiceleste abrió el marcador en el minuto 6 y, después de que el FC Dallas llegara a ir ganando 4-2, empató el juego con un estratosférico libre directo en el 85. En la tanda de penas máximas, Messi convirtió el primer lanzamiento y un error del estadounidense Paxton Pomykal condenó al FC Dallas.
En un partido que debió detenerse dos veces para que los jugadores se rehidrataran a causa de las altas temperaturas en el sur de los Estados Unidos, al equipo de Las Garzas le costó levantar vuelo, pese a que las 22.500 almas aclamaban con pasión a «¡Messi, Messi!»
El rosarino había abierto el marcador al anotar desde la boca del área a los 6 minutos, lo que parecía presagiar un triunfo fácil en su primer duelo de visita, donde alineó con sus ex compañeros del Barcelona, Jordi Alba y Sergio Busquets. Precisamente, fue Alba, como recordando sus mejores épocas en el cuadro catalán, el que lo asistió en el primer tanto.
Aunque hubo que revisar el VAR, por la duda de si Josef Martinez obstaculizó la visual del arquero. El venezolano esta vez no estuvo fino y desperdició varias, incluso alguna servida por el propio Messi.
Desde allí todo se puso cuesta arriba. Los locales empezaron la jornada con una guerra psicológica que parecía presagiar lo que se venía. Grandes llamaradas de fuego salían del símbolo del FC Dallas en el Toyota Stadium. Estaban preparados para defender sus dominios.
Los gritos de «yee haw» desde las tribunas, típico de los vaqueros del sur de los Estados Unidos, anunciaban una arremetida que tuvo en Facundo Quignon, Bernardo Kamungo y Jesús Ferreira a sus principales hombres a caballo.
Fue el argentino Quignon quien después de un centro de Marco Farfán, anotó a los 37 minutos. Y luego Bernard Kamungo, aquel que soñó con ser futbolista mientras jugaba con pelotas hechas de bolsas de plástico en un campo de refugiados en Tanzania, parecía sepultar las ilusiones de Messi.
Tras un contragolpe en complicidad con Alan Velasco y Jesús Ferreira, el africano infló las vallas de Drake Callender, anotando el segundo para los locales a los 45 minutos. Mientras, Messi con las manos en la cintura, miraba hacia abajo y parecía resoplar y suspirar.
Dallas, conociendo la artillería que debía enfrentar, dejó en gran parte del juego a tres hombres abajo. Pero a veces se enredaban y la pelota terminaba en los pies de Messi. El estadio permanecía callado por momentos esperando a ver si La Pulga resucitaba.
El tercero de Dallas llegó con Alan Velasco y el cuarto un gol en contra de Robert Taylor, quien bajó a apoyar en la defensa y terminó empujando las redes a su propio arco.
Las puertas del estadio abrieron casi una hora después de lo previsto. Y tal vez ese fue un presagio para la visita, que también demoró en encontrar la puerta del gol.
Los locales estaban dispuestos a arrasar. El capitán Ferreira presionaba, mientras los rosados no encontraban espacios y se desesperaban. Tal vez fue el calor que superaba los 35ºC, o tal vez la primera jornada fuera de casa lo que descolocó a los de Miami.
Aunque no bajaron los brazos. El ingreso del estadounidense Benjamín Cremaschi le puso dinamismo al encuentro y fue él quien conectó el segundo para los visitantes. Luego, como pagando la cuenta, Marco Farfán les regaló un autogol en los 80 minutos.
Finalmente, Messi, para mandar todo a tablas, conectó un soberbio tiro libre a los 85, llevando el duelo a los penales. Las tribunas, que habían callado y tenían solo los celulares encendidos para grabar la hazaña, volvieron a gritar: «!Messi, Messi!».
El Inter de Messi, máximo artillero del torneo con siete goles en cuatro partidos, tendrá como próximo rival al Houston Dynamo o al Charlotte en los cuartos de final, que arrancan el 11 de agosto.