No hace tanto, el planeta estaba lleno de elefantes: grandes, pequeños, peludos. Su historia está plagada de pérdida, pero también de asombro y misterio, algo a lo que el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York quiere hacer justicia con su nueva exposición, El mundo secreto de los elefantes.
«Mi recuento es entre 15 y 17 especies de elefantes y sus parientes que existieron por todo el planeta en los últimos mil millones de años», se pregunta el comisario de la exhibición, Ross MacPhee.
MacPhee espera que al aprender más sobre estos animales, la gente se involucre y busque maneras de contribuir a su preservación. Sobre todo le gustaría que los asistentes «establezcan una conexión con cualquier cosa hecha de marfil y se den cuenta de que hay alternativas que no suponen matar a elefantes».
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), «detrás de cada pieza de marfil -sea un colmillo entero o un abalorio tallado- hay un elefante muerto». Se estima que la caza furtiva mata a unos 20.000 elefantes cada año solo por sus colmillos.
Otra de las iniciativas a las que los organizadores de la exposición esperan dar visibilidad es el santuario de elefantes de Reteti, en Kenia, que está gestionado por mujeres de la comunidad local y busca reintegrar en la naturaleza a crías huérfanas o abandonadas.
No es casual que el santuario lo dirijan mujeres: los elefantes viven en comunidades matriarcales, donde una hembra, por lo general de edad avanzada, dirige a la manada. Es uno de las muchas curiosidades sobre estos animales que despiertan la fascinación de la gente. Aunque todavía queda mucho más por descubrir.
Un experimento desarrollado en Nueva York en 2006 sugiere que los elefantes, sin embargo, sí son capaces de reconocerse en el espejo, lo que plantea preguntas sobre su sentido de la identidad y sobre sus relaciones con otros individuos.