El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una jornada que, para muchos, significa rendir homenaje y hacer regalos a las mujeres. Sin embargo, la fecha celebrada desde hace más de un siglo tiene sus orígenes lejos de las fiestas y los regalos, y está marcada por la lucha, fuertes movimientos de reivindicación política y laboral, huelgas, marchas y persecuciones.
Así lo explica el artículo 8 de marzo: conquistas y controversias (2001), escrito por la socióloga Eva Alterman Blay y publicado en la revista Estudos Feministas. Según la autora, profesora emérita de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (USP), la propuesta del Día Internacional de la Mujer surgió de una dirigente comunista alemana en 1910, lo que terminó de consolidar una lucha que comenzó con los movimientos obreros a finales del siglo XIX y principios del XX.
Otro de los acontecimientos fue el incendio que asoló la fábrica Triangle Blouse Company, en Nueva York, el 25 de marzo de 1911. En aquella época, la empresa empleaba a 600 trabajadoras, en su mayoría mujeres judías e inmigrantes italianas, con edades comprendidas entre los 13 y los 23 años.
Pero el momento más importante, considerado por la especialista en su artículo, fue una huelga organizada por las obreras rusas de la industria del tejido, celebrada con el apoyo de los obreros metalúrgicos.
Después de estos acontecimientos, indica artículo, el 8 de marzo fue elegido constantemente como día conmemorativo de la mujer, y se consolidó en las décadas siguientes. Sin embargo, el Día Internacional de la Mujer solo nació oficialmente en 1975, cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró la fecha e inauguró una «nueva etapa del feminismo».