Los investigadores recopilaron información procedente de combinar imágenes por resonancia magnética (MRI) de cerebros, análisis genéticos y otros datos de miles de pacientes para analizar los efectos que tenían los niveles elevados de presión arterial sobre la función cognitiva, y posteriormente verificaron los resultados obtenidos en un gran grupo independiente de pacientes en Italia. Los hallazgos se acaban de publicar en European Heart Journal.
“Al usar esta combinación de enfoques de imágenes, genéticos y observacionales, hemos identificado partes específicas del cerebro que se ven afectadas por aumentos en la presión arterial, incluidas áreas llamadas putamen y regiones específicas de materia blanca. Pensamos que estas áreas podrían ser donde la presión arterial alta afecta a la función cognitiva, como la pérdida de memoria, las habilidades de pensamiento y la demencia. Cuando verificamos nuestros hallazgos al estudiar un grupo de pacientes en Italia que tenían presión arterial alta, encontramos que las partes del cerebro que habíamos identificado estaban efectivamente afectadas”, ha declarado Tomasz Guzik, profesor de Medicina Cardiovascular en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y la Facultad de Medicina de la Universidad Jagellónica de Cracovia (Polonia), que ha dirigido la investigación.
Para realizar la investigación se emplearon datos de imágenes de resonancia magnética del cerebro de más de 30.000 participantes en el estudio del Biobanco del Reino Unido, información genética del estudio de asociación del genoma completo (GWAS) del UK Biobank y otros dos grupos internacionales (COGENT y el Consorcio Internacional para la Presión Arterial) y una técnica denominada aleatorización mendeliana, para comprobar si la presión arterial alta era realmente la causa de los cambios en determinadas zonas del cerebro, en vez de ser únicamente un factor más asociado con estos cambios.
Los resultados mostraron que los cambios en nueve zonas del cerebro estaban relacionados con una presión arterial más alta y una peor función cognitiva. Estos incluían el putamen –una estructura redonda en la base de la parte frontal del cerebro que se encarga de regular el movimiento e influye en varios tipos de aprendizaje–, la radiación talámica anterior, la corona radiada anterior y el brazo anterior de la cápsula interna, que son regiones de sustancia blanca que conectan y permiten la señalización entre diferentes partes del cerebro. La radiación talámica anterior interviene en funciones ejecutivas, como la planificación de tareas cotidianas simples y complejas, mientras que las otras dos regiones están involucradas en la toma de decisiones y el manejo de las emociones.