Las autoridades del estado de Victoria, en el sureste del país, emitieron este jueves órdenes de desalojo para 28 pequeñas poblaciones afectadas por los incendios forestales que azotan la región.
«Salir inmediatamente es la opción más segura, antes de que las condiciones se vuelvan demasiado peligrosas. Es posible que los servicios de emergencia no puedan ayudarlo si decide quedarse», apunta el mensaje del organismo Emergencia Victoria para localidades rurales como Beaufort, Lake Goldsmith o Trawalla.
Más de 20 focos arden desde esta mañana sin control en esta región a más de 150 kilómetros al noroeste de Melbourne, capital regional.
Los servicios regionales de Bomberos estiman que la situación empeorará en las próximas horas debido a que los fuertes vientos puedan aumentar el poder de las llamas.
«Si vives en las áreas afectadas, actúa ahora para salvar tu propia vida», remarcó la gobernadora regional Jacinta Allan durante una rueda de prensa.
La líder regional indicó que unos 1.000 bomberos, apoyados por 24 aeronaves y más de 100 vehículos, combaten las llamas desde el terreno.
Los fuegos se producen después de que las autoridades de Victoria advirtieran la víspera del peligro de incendios forestales a raíz de las altas temperaturas previstas para esta semana.
Además de los fuegos en Victoria, al menos cinco incendios arden sin control en la sureña isla de Tasmania, donde las autoridades han emitido advertencias de emergencias para que los habitantes de un puñado de localidades se preparen ante una hipotética evacuación.
«Se espera que las condiciones del incendio sean incontrolables e impredecibles», apuntó el Servicio de Bomberos de Tasmania.
La temporada de incendios en Australia, uno de los países más vulnerables a la crisis climática, varía según la zona y las condiciones meteorológicas, aunque generalmente se registran en el verano austral, entre los meses de diciembre y marzo.
Entre 2019 y 2020, durante el bautizado como «Verano Negro», al menos 33 personas perdieron la vida por los incendios que asolaron gran parte de Victoria y Nueva Gales del Sur que afectó a unos 3.000 millones de animales, calcinó unas 3.000 viviendas y quemó unas 180.000 kilómetros cuadrados de terreno.
EFE.