El estudio ha sido realizado por científicos de la Universidad de Karolinska (Suecia) y sus resultados muestran que los adolescentes que duermen menos de siete horas tienen un riesgo ligeramente aumentado de padecer la enfermedad. Sin embargo, los autores han matizado que tal vez el hecho de dormir mal no sea la causa de la esclerosis múltiple, sino que en realidad podría ser una consecuencia de estar incubando ya la enfermedad.
No se han determinado las causas exactas de la esclerosis múltiple, aunque se considera que tiene un origen autoinmune y se ha relacionado con factores genéticos y ambientales, como el índice de masa corporal (IMC) en la adolescencia, el consumo de tabaco, la exposición al sol, el déficit de vitamina D o la infección por el virus de Epstein-Barr.
También se ha vinculado el trabajo por turnos con un mayor riesgo de EM, sobre todo si se realiza desde temprana edad, pero no se ha analizado en profundidad aún como influyen los patrones de sueño (duración, interrupción del reloj biológico y calidad del sueño) en este riesgo.
“Un sueño insuficiente y la baja calidad del sueño durante la adolescencia parecen aumentar el riesgo de desarrollar EM posteriormente. El sueño reparador suficiente, necesario para el funcionamiento inmunológico adecuado, puede ser otro factor preventivo contra la EM”, afirman los investigadores, que han publicado sus conclusiones en Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry.